Ya vienen los Reyes...
Nosotros, los padres, somos los Reyes "ocultos" que traemos a nuestros niñ@s sus regalos soñados, y ellos son nuestros Reyes "titulares", los que nos regalan la ilusión, la emoción y la magia de estos días.
¡Todos tenemos regalo, aunque no vaya envuelto en papel de colores!

Yo nunca me puedo resistir a buscar algún detallito, alguna "chorradilla" que dejar en los zapatos de los mayores de la familia, para que no sean sólo los niños los que miren con ilusión sus zapatos la mañana del día 6.

Así que este año os dejamos (el superpapá y yo) un regalito a todos los superpapás y supermamás de la tribu: una selección musical infantil, para que podáis variar un poco los clásicos favoritos de vuestros hij@s. En la selección está la mayoría de la música reseñada en la entrada "Hay vida más allá de Cantajuegos".

Modifico esta entrada porque el tiempo de recoger el regalo expiró... ¡espero que haya gustado a aquellos que lo recogieron!
Desde Acciones contra los mitos del autismo han impulsado una (nueva, imprescindible y muy loable) campaña de visibilidad y sensibilización, porque todavía nos desayunamos cada semana con algún titular inoportuno, o alguna declaración que usa la palabra "autismo" de forma peyorativa.
Lo bueno de estos caso es que se trata de simple y pura ignorancia, mal fácil de sanar mediante la información, así que comparto aquí uno de los carteles que más "me gusta" me ha reportado en Facebook ;-)
Debe de ser porque está hecho desde el centro del corazón.
Visitante: eres libre de cogerlo y compartirlo en tu muro, blog, tuit...


Hoy estoy indignada. Bueno, hoy y prácticamente todos los días. Basta encender la radio, abrir un periódico o simplemente entrar en una red social para desayunar cada día con noticias de recortes, corrupción, injusticia (y eso, sin hablar de lo que pasa más allá de nuestras fronteras, que es para echarse a temblar -pensando en la India, por poner sólo un ejemplo-).

Esta mañana he escuchado a Pepa Bueno decir que "si algo bueno ha traído la crisis, ha sido el fin de la inocencia": esa impunidad generalmente aceptada de saber que hay quien se enriquece aprovechándose de su cargo, en lugar de servir a los ciudadanos, que somos los que le hemos otorgado el poder que tiene.
Y es que es lo mínimo que puede pasar: que se pierda la inocencia. ¡Y ya era hora! Pero eso no es suficiente, porque mientras seguimos sentados en el sofá de casa, nos van quitando y quitando... no digo robando, porque se amparan en leyes y normativas, pero lo mismo valdría. Nos quitan derechos, conquistas sociales logradas tras años de lucha. En todos los sectores, pero especialmente en el de los más desprotegidos.
Y retrocedemos como Sociedad, hacia el "Estado del Malestar", hacia la injusticia socialmente aceptada. Se diluye la línea de lo intocable, ante la excusa de que "todo está mal".

Hoy nos han informado de un nuevo varapalo en la prestación por cuidador no cualificado recogida por la Ley de Promoción de Autonomía Personal (lo que se conoce como "Ley de Dependencia"), con la entrada en vigor de un nuevo cálculo que reduce la cantidad, lo que supone rebajas de entre el 60% y el 90% (esto, en la Comunidad Valenciana). Para hacerse una idea: la persona dependiente (un "gran dependiente", con el mayor grado de discapacidad) que percibía en torno a los 450 euros, pasa a percibir 200 euros, si llega. O menos.
Pero no es el primer recorte: la paga de agosto, que pagaron a punto de empezar noviembre, ya llegó con un recorte del 15%.
Además, eliminaron la cotización a la Seguridad Social, que corría por cuenta del Estado, de esos cuidadores, quedando desprotegidos. ¿Qué digo desprotegidos? si para figurar como cuidador no cualificado y solicitar la prestación, te obligan a darte de alta y pagar tu Seguridad Social, que no te cubre los mínimos supuestos. Es decir, que si como familiar de una persona con dependencia (hablo de hijos porque es lo habitual en nuestro colectivo, pero bien pueden ser los padres) dejo mi trabajo y me acojo a la figura de cuidador no cualificado, tengo que pagar mi seguridad social que ni se cubre con la prestación que me dan. Es una vergüenza que la propia funcionaria del INSS te sugiera que merece la pena darse de alta como "empleada del hogar", que cuesta lo mismo y tiene mayor cobertura. Como lo lees.

¿Para qué se cree el Estado que necesitamos ese dinero? ¿para irnos de crucero? No, señores, para pagar terapias, para dedicar a las personas dependientes todo el tiempo y los medios posibles para ayudarles a desarrollar la mayor autonomía posible: a que sean MENOS DEPENDIENTES, mejoren su calidad de vida, y, a la larga, si quieren ver su propio beneficio, que su atención suponga un coste menor al propio Estado.
Que parece que nos suelten las migajas... pero sin el "parece".
¿Tiene el Estado en cuenta que esos "cuidadores no cualificados" son en su mayoría padres -más bien madres- que tuvieron que dejar de trabajar para hacerse cargo de un familiar dependiente y no tienen ingresos?

También ayer nos enteramos de que desaparece la gratuidad de los medicamentos para las personas con discapacidad.

Todo esto se une a tooodos los demás recortes, que por supuesto afectan a nuestros hijos como a todos los ciudadanos: en educación, en sanidad...
Para hacerse una idea, os recomiendo la lectura del blog de Cuca Da Silva, Pensando en imágenes, que ha escrito un post, ¿Fracaso en la atención a la diversidad?, sobre el boicot a la atención a la diversidad en el ámbito de la Educación.

En el diario 20Minutos han publicado un artículo sobre lo que supone para una familia española media la pérdida por los tributos y recortes: 8000 euros anuales.
Mientras, seguimos leyendo noticias sobre cuentas en Suiza, áticos de lujo, testaferros, financiaciones ilegales, sueldos millonarios, escandalos bancarios, etc. como si nada.
Pues es hora de levantarse del sofá y "empujar" todos en la misma dirección: cada recorte de un derecho, cada paso atrás, no se va a recuperar al mismo ritmo de la economía, va a suponer años.
Las personas con discapacidad no están pasando a ser ciudadanos de segunda, sino de tercera: bienvenidos al Estado del Malestar.







Leí esta semana una entrada del blog de Madre Reciente, Me crecen los enanos, en el que decía los siguiente:
Su autismo le roba la magia de estas fiestas. La mañana de Navidad y de Reyes son uno de esos momentos que desearías con todas tus fuerzas que el autismo ladrón de ilusiones (y de tantas otras cosas) desapareciera.
Lo decía en contraposición a la ilusión de su hija pequeña ante la llegada de Papá Noel y Reyes.
A mi este párrafo me ha hecho reflexionar. Bastante.

Es innegable que hay ocasiones en que se nos antojan especialmente duras las diferencias de nuestros hijos, y una de ellas es la Navidad. Esto sucede porque aunque se predique lo del espíritu navideño per se y las fiestas familiares, actualmente están muy dirigidas hacia los niños, y también al consumismo (cosa que con la crisis, empieza a cambiar). Para los niños, es un período mágico en que montamos el árbol, el belén, y unos seres fantásticos les traen juguetes.
A mi me parece maravillosa esa magia, esa ilusión y el disfrute de la inocencia.

Este año la he vivido intensamente a través de Carolina, que con casi 5 años está "en el momento" para esto. Lo de los juguetes es la clave: a mi hija le da igual si los trae un señor vestido de rojo, tres tipos en camello o una danzarina exótica... a ella lo que le fascina es la parte mágica en que "alguien" por la noche le trae ¡juguetes! (y bueno, la parafernalia de la comida para los camellos, o si parece que se oyen los cascabeles de los renos le gusta, porque alimenta toda la historia que tiene en su cabeza, por supuesto).

Y es verdad que me gustaría que Mateo lo disfrutara igual, y no es así. Pero pensando en ello, me doy cuenta de que es A MI a quien le gustaría que él disfrutara de ello. Él no tiene ese sentimiento de pérdida, y disfruta muchísimo, aunque no sienta esa ilusión de algo que no entiende.

Disfruta de que nos reunamos todos, de que pasemos tiempo juntos y hagamos cosas distintas (como sucede en vacaciones). Si acertamos (cosa que con el tiempo vamos afinando), disfruta mucho con sus regalos, aunque no viva esa emoción anticipada de saber que van a venir los Reyes Magos.

También es verdad que a medida que evolucionan, van comprendiendo mejor las cosas. Este año, por ejemplo, ha sido el primero en que Mateo ha abierto alguno de sus regalos, y se ha puesto a jugar con ellos inmediatamente (cosa que hasta ahora no sucedía).

Creo que parte de esa pena de pensar que no vive la misma ilusión que los demás, está influenciada por todo el entorno, porque todos esperan que él, como niño, lo viva de ese modo. Y él, simplemente, no lo hace así. Pero lo vive y disfruta a su manera.
Yo me quedo con eso.
Con eso, y con los comentarios de algunos papás que cuentan cómo a medida que crecen, sus hijos con autismo SÍ esperan con ilusión la Navidad y la llegada de los Reyes. O que por fin este año han ido a la cabalgata, o le dan dado un beso a su Rey favorito...
Porque eso también sucede. Tal vez más tarde, pero sucede: son nuestros niños los que le van robando poco a poco cosas a su autismo ;-)